Con-Ciencia Política Por Jose Luis Gálvez Gómez

Los intereses ocultos tras las ideologías.

El mundo ha entrado en una gran tensión internacional que en cualquier momento podría quebrar la paz mundial. Después de la visita de la representante de la Cámara de Estados Unidos, Nancy Pelosi a Taiwan; China ha comenzado a realizar prácticas militares de intimidación a la isla y ésta ha respondido envalentonada con el apoyo explícito de los norteamericanos.

La disputa entre la China continental y la isla son muy viejas, de hecho Taiwán sirvió de refugio a los perdedores de la guerra civil que vivió ese país a partir de 1949 y las ideologías fueron parte importante de esa lucha entre nacionalistas y socialistas.

El socialismo/comunismo y su contraparte el capitalismo son los dos grandes paradigmas que desde la era moderna de las naciones han sustentado la formación de identidades nacionales, bloques político – económicos y por supuesto, conflictos militares.

La preocupación mundial ha aumentado porque se inserta en la coyuntura del conflicto Rusia-Ucrania; ambas situaciones están permeadas por grandes intereses político-económicos e ideológicos. Los gobiernos socialistas, opresores y dictatoriales de Rusia y China quieren “recuperar” territorios donde sus sociedades han decidido no estar sometidos a dichos sistemas represivos y que buscan legítimamente su libertad social, política y económica.

Tanto Rusia como China están poniendo de pretexto que los países y territorios cercanos a ellos, que han decidido implantar gobiernos más libertarios y democráticos, estén estrechando relaciones diplomáticas y comerciales con los Estados Unidos, para utilizar su poderío militar y someter a sus propósitos a dichos territorios como Crimea y Taiwán respectivamente.

Aquí en Latinoamérica sólo hay remedos de esas grandes potencias opresoras de las libertades. Aquí la ideología socialista sólo ha servido para que líderes populares sin escrúpulos se perpetúen en el poder, destruyan sus economías nacionales y acaben con las ilusiones de una vida mejor de sus propias sociedades.

En esta nueva disputa mundial ideológica, México debería tomar una actitud más estratégica e inteligente, tomando en consideración su posición geográfica y de relaciones comerciales y no estarle jugando al gran líder poderoso, con una transformación militarizada, defensora de dictaduras y con más tintes socialistas que progresistas.

Eso del respeto hacia la propia determinación de los pueblos no es cosa fácil. Los pueblos siempre van a querer libertad y prosperidad, el problema es que los líderes que un día esos mismos pueblos eligieron, terminan por conducirlos a destinos mortíferos basados en ideologías que sólo esconden sus verdaderas ansias de poder.

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