©JORGE SANTAMARÍA
Figuras que en 2020 lanzaron discos exitosos como Future Nostalgia, de Dua Lipa, y After Hours, de The Weeknd, entre otros, se basaron en los sonidos de hace 40 años para deleitar a las nuevas generaciones, un fenómeno que se registra desde el nuevo siglo.
Volvió la necesidad de voltear al pasado (o quizá nunca se fue).
La realidad es que 2020 trajo un par de álbumes que lo hicieron muy evidente: Future Nostalgia, de Dua Lipa, y After Hours, de The Weeknd. El primero vanagloriado por sus múltiples nominaciones a la siguiente edición del Grammy y el otro segregado por la Academia, hecho que enfureció al canadiense, pero no por esto deja de ser una joya.
Simon Reynolds, británico periodista musical respetado, tiene, para esto, una respuesta, que data del nacimiento del new pop en 1980, “el verdadero signo de que uno está viviendo una edad de otro es la sensación de que nunca se terminará”.
Ese síndrome prevalece desde principios del año 2000, cuando The Strokes se erigió como la salvación del rock, abanderado por el sonido garagero del nuevo indie y de recurrir a las primitivas secuencias de las percusiones ochenteras, así como la estética visual, que vive en el inconsciente de cada integrante, según lo ha confesado Julian Casablancas, vocalista.
A partir de aquí se experimentó un boom, identificado por la generación, a la que también pertenecieron The Vines, Yeah Yeah Yeahs, The Bravery, Franz Ferdinand, Kaiser Chiefs, los Arctic Monkeys y Daft Punk.
Ahora llegó digitalización de la música a través de YouTube, Spotify y Apple Music, entre otras plataformas, que han otorgado un alcance mucho más globalizado que el mismo MTV en su momento, impulsado por la nueva industria de la promoción, en donde el disco ha dejado de ser un objeto codiciado y el sencillo mensual o bimestral es lo más esperado.
Muchos artistas, la mayoría de la vieja generación, han mostrado repulsión ante este modelo, pero aceptan que es evolucionar o morir. Son los nuevos representantes del pop mundial los que acarician estos tiempos, cuyo fanatismo reserva una ansiedad que convierte los lanzamientos periódicos en bombas de millones de reproducciones y dólares, tanto para artistas latinos como para anglosajones.
EN LA MERA NOSTALGIA
Y como el periodista musical Simon Reynolds atinadamente atribuyó a la nostalgia parte del éxito que vivieron los grupos ochenteros, Dua Lipa, The Weeknd, Miley Cyrus, Black Pumas, Fantastic Negrito, Taylor Swift, Charlie XCX y Billie Eilish tomaron el mismo camino de cara al futuro.
Future Nostalgia es muy claro para Dua Lipa, una serie de canciones con secuencias, letras liberadoras y un poder femenino que proviene de la lucha emprendida por Debbie Harry, Stevie Nicks, Madonna, Cindy Lauper, entre otras que abrieron la brecha hace 40 años.
“Quería traer algo de vuelta que me gustaría escuchar en la radio. Me trae muchísimos recuerdos de la sala de mi casa, con mis papás y de momentos de mi infancia.
“Lo que hicieron ellas, la manera que abrieron la industria para que ahora nos podamos expresar, es por lo que estoy muy agradecida y, además, lo siguen haciendo”, compartió a Excélsior Dua Lipa, durante el lanzamiento del álbum.
En materia de letras, la británica fue contra el sexismo, el miedo, el acoso y la liberación, fueron un claro ejemplo de cómo la Reina del Pop es pilar importante para ella y las nuevas caras de la industria, pues sin su rebeldía y liberación sexual quizá las mujeres seguirían en la lucha por expresar su sexualidad en un mundo machista y morboso.
A nivel social, The Guardian cree que el movimiento Black Lives Matters, las elecciones presidenciales de Estados Unidos, la pandemia y el racismo son eventos que influyeron en los autores e intérpretes de estos materiales, que, a comparación de la era ochentera, sí son considerados como contenidos valiosos y no vacuos, como lo calificó Greil Marcus, escritor en ese entonces de la revista NME.
Dirigida a una audiencia ansiosa por abandonar el presente y transportarse a un lugar más cómodo; un acto de escapismo hacia una ola de nostalgia manifestada en una forma diversa”, opinó el portal en pluma de Alexis Petridis.
Basta mencionar que este acto houdinesco fue ejecutado en doble combo por Taylor Swift, con sus álbumes folklore y evermore, ambos producidos por Aaron Dessner, guitarrista de The National, y Jack Antonoff, vocalista de Bleachers, una narrativa que recupera sus raíces country en una narrativa influenciada por el viejo romanticismo, su familia, historias del pasado y hasta fantasmas.
Acertadamente comparado por revistas a trabajos de Joni Mitchell, Stevie Wonder y PJ Harvey, un movimiento muy arriesgado, pero bien aprovechado por la estadunidense, pues fue 100% contra la tendencia y entregó un documento nostálgico que terminó siendo del agrado de un público más universal que el que mantiene desde 2003.
A nivel estética e imagen, Toni Basil con su video y canción Mickey, de 1982, ha sido innegable en Dua Lipa y hasta la nueva canción de Shakira junto a los Black Eyed Peas, Girl Like Me, ambas vestidas con prendas multicolores, licras, bandas y ejecutando coreografías muy particulares; la colombiana hasta homenajeó a Michael Jackson con un moonwalk.
La primera vez que uno escucha Blindin’ Lights, de The Weeknd, si uno no supiera quién es el autor, la melodía remite a que pudiera tratarse de un resurgimiento de A-Ha, autores de Take on Me, sin embargo, es un tema de finales de 2019 con mucho honor a la música y la escena de una década en la cual no había nacido.
“Y es porque puedes percibir la vulnerabilidad en la música de antes”, justificó para Variety. También hizo alusión a la sensibilidad y la aportación de Elton John a toda la parafernalia que distingue la década y la leyenda del piano le regresó los honores.
La contraparte, Black Pumas, son la gran revelación (desafortunadamente no pudieron venir al Vive Latino por la pandemia) y reconocidos con su nominación como Mejor Artista Nuevo en la próxima ceremonia del Grammy, gracias a su álbum debut homónimo, que recupera las glorias del soul y le inyecta aquella sicodelia que hizo de los 60, 70 y 80 un ambiente antiguerras, paz y cambios en la sociedad.
Burton y Adrian Quesada han recuperado la magia de la música negra, proveniente de Marvin Gaye y Nina Simone, para mezclarla con la lucha que han emprendido Kendrick Lamar y otros representantes del hip-hop, aludiendo a la equidad de razas, la lucha feminista y a la inclusividad. “Pero no pretendemos hacer una declaración política”, dijo a Independent, Burton, voz del proyecto.
Es una era de inclusividad. Tiempos en los que el pop recupera la rebelión de décadas pasadas por nostalgia y lucha social, muchos de ellos apagando antiguos estigmas que crucifican al pop como un mecanismo mercantil, de pose y reflectores.
Ir contrario a las tendencias, crear empatía y sentir atracción por tiempos que no tocó vivir a muchos, simboliza una necesidad de evolución en la comunidad, la cual sólo podrá llegar a través del arte y la empatía que se genere con su ayuda, tal cual sucedió en los 70 y 80 por varios estandartes, pero sobre todo por una mujer que, hasta hoy, es pilar del cambio.
“Madonna logró resumir por sí sola todo el movimiento new pop y vencer a los músicos de la segunda invasión británica con sus propias armas, reciclando ideas del pop negro y la cultura gay. Fue producto de las discotecas principales en los 80 bajo el estandarte ‘no somos chicas materiales’”, cita el periodista Simon Reynolds. (iM-rrc)