Baja la inflación pero no los precios
Los últimos datos económicos marcan que la inflación ha comenzado a descender; según recientes declaraciones de la Gobernadora del Banco de México, hemos entrado en un proceso de desinflación, que se refleja en un descenso de la inflación general anual respecto al mes pasado y una pequeña reducción en la subyacente, que es la que más pega en los precios al consumidor.
Sin embargo, aún estamos lejos de ver mejoras en nuestros bolsillos, con la salvedad de que los precios de la canasta básica es probable que ya no sigan aumentando.
Que yo recuerde, jamás se ha visto un anuncio de que todos los precios de esta canasta bajen, salvo algunas excepciones con algunos productos; por eso, aunque entremos en un proceso de desinflación, el encarecimiento de la vida habrá llegado para quedarse.
En los hogares mexicanos la carestía, que es la falta de víveres y la pobreza laboral, que es ganar dinero trabajando pero que no nos alcanza para comprar nuestros insumos, están provocando que hoy el 50% de las familias vivan en estrés financiero, es decir, que viven preocupados porque sus ingresos son insuficientes para cubrir las necesidades básicas del hogar.
De acuerdo a un estudio elaborado por México Digno, una familia mexicana de 4 integrantes en promedio, necesita tener un ingreso de al menos 19,000 mensuales para poder cubrir sus gastos de comida, vestimenta, medicinas y del hogar para poder llevar una vida digna; Parámetro del que estamos muy lejos de alcanzar toda vez que la mayoría de los hogares tienen un ingreso mensual que va de $3,313 a $5,621 pesos.
Si para nosotros el presente es complicado, la situación será aún más para nuestros hijos y las próximas generaciones; de acuerdo con datos del CONEVAL que mide la pobreza y evalúa los programas y las políticas sociales en México, en este sexenio la pobreza entre niños y jóvenes aumentó un 52.6% y un 10.6% respecto a la pobreza extrema.
Los problemas como la falta de víveres, la falta de oportunidades de trabajo, la falta de ingresos y de tener una vida llena de carencias, sólo provocan que aumente la corrupción, la migración y la violencia.
Qué pena que siendo la economía número 15 del mundo, con tanto potencial humano y geográfico no podamos crecer y desarrollarnos como muchos quisiéramos. Tal parece que la pobreza franciscana se está convirtiendo en pobreza mexicana.