El grito desesperado de la iniciativa privada.
La iniciativa privada ha sido uno de los sectores más golpeados en los últimos años. Se vino la pandemia y muchos negocios quebraron, otros subsistieron con grandes pérdidas; pero ahora todos se están enfrentando a un problema mayor, la extorsión y el cobro de piso.
La extorsión y el cobro de piso bien podrían definirse como la oferta de protección ante una amenaza de daño material o físico por parte de un ente criminal.
Este flagelo está golpeando fuertemente tanto a comerciantes como a la pequeña y mediana empresa en todas sus modalidades. Las bandas delincuenciales los están obligando a pagar derecho de piso, permisos para transitar, para producir o para comercializar cualquier producto, desde el campo hasta las ciudades.
De acuerdo a cifras del INEGI en 22 estados del país se reportaron alrededor de 900 mil extorsiones, de las cuales 67 mil fueron por cobro de piso.
El clima es tan denso que las cámaras empresariales están lanzando gritos desesperados de ayuda ante los 3 niveles de gobierno pidiendo su intervención para proteger sus negocios. Sin embargo parece que todos se lavan las manos, se avientan la bolita y ninguno asume su responsabilidad de emprender acciones y estrategias serias para brindar seguridad.
El Estado no puede desprenderse de su encargo de brindar protección a sus ciudadanos. Pareciera que existe un Estado paralelo que extorsiona y cobra un impuesto ilegal criminal que junto a los impuestos fiscales legales están ahogando a este importante sector.
Bajo estas condiciones ninguna sociedad podrá progresar, ya que toda actividad lucrativa así sea el turismo, el transporte, la ganadería, la agricultura, el comercio o cualquier tipo de inversión a la escala que sea, no podrá desarrollarse si no opera eficazmente un Estado de Derecho; Un Estado, que brinde garantías mínimas de salvaguarda y tranquilidad para cualquiera que desee empreder una actividad productiva.
Permitir o dejar que la iniciativa privada y toda la cadena productiva quiebren, será condenar a este país a un fracaso mayor donde la pobreza se podría convertir en nuestro principal activo.