10 de mayo, nada que festejar para las madres buscadoras
Ojalá todos hubiéramos podido festejar a nuestras madres como sólo ellas se lo merecen; sin embargo, muchas no tuvieron esos ánimos, sobre todo las familias que hoy siguen con la esperanza de encontrar a sus hijos, hijas, hermanas, hermanos o esposos desaparecidos; hoy la mayoría de estos grupos son encabezados por mujeres, son las madres buscadoras.
El pasado 10 de mayo, para ellas fue un día de sentimientos encontrados entre recuerdos dolorosos e impotencia, pero con la esperanza y fuerza suficientes para continuar exigiendo a los Gobiernos Federal y de los Estados, a que les ayuden a encontrar a sus familiares.
Fue un día donde los colectivos nacionales e internacionales salieron a las calles de todo el país a gritar “10 de mayo, nada que festejar” exigiendo justicia, demandando acciones por parte de las autoridades pero principalmente, para reclamar garantías de seguridad, que les permita desarrollar su labor de búsqueda porque ahora ellas también están siendo amenazadas, asesinadas y desapareciendo.
De acuerdo con el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y no localizadas, dependiente de la Secretaría de Gobernación, hoy hemos alcanzado un número histórico; 110 mil personas que nadie sabe dónde están.
Estos colectivos han decretado que la esperanza y el amor de madre, son la causa y el motor que las continúa moviendo sin pausas ni descanso, hasta encontrar a sus hijas o hijos. Con picos, palas o hasta con sus propias uñas, ellas seguirán buscando sin temor a nada, porque ya no tienen nada que perder.
“No hay nada que festejar” gritaron al unísono por calles y avenidas ante la indiferencia y oídos sordos de cualquier autoridad. No hubo un sólo funcionario público o político en campaña, que tuviera la mínima sensibilidad para escucharlas, atenderlas o por lo menos, demostrarles empatía ante su desgracia.
Que impotencia y tristeza nos da escuchar el testimonio de una madre buscadora, cuando le dice al periodista que la entrevista, “el fiscal del estado me dijo que él me quería ayudar, pero tenía miedo de que también lo mataran, porque los de arriba eran quienes protegían al cartel que operaba en su estado”.
Volverte a Ver, es un documental que trata la historia de un grupo de mujeres que se entrenan como peritos forenses para participar en la exhumación de más de 200 cuerpos que la fiscalía de Morelos enterró en secreto, llegando a la conclusión de que el Estado es parte de la cadena de desaparición de personas a través de sus fosas ocultas que entierran en secreto.
El documental termina preguntándose, ¿Qué esconde un gobierno que entierra sin investigar?