Apatía electoral, estrategia mediática vía encuestas.
En las pasadas elecciones Morena ganó sólo por 8 puntos de diferencia en el Estado de México, no arrasó como quisieron hacernos creer tanto los medios de comunicación como las encuestadoras. En Coahuila la alianza PRI-PAN-PRD se llevó el carro completo, sirviendo estos comicios como el banderazo de salida formal por la carrera presidencial.
Los resultados electorales no fueron muy halagadores, el presidente y los de su partido lo saben. De ahí que haya convocado a sus aspirantes a la unidad, mediante una estrategia donde cada participante se pueda quedar con un coto de poder en el próximo gobierno, manteniendo así la solidez ante el temor de que el proceso interno pueda provocar un rompimiento dentro de su partido que lo podría llevar a una probable derrota en el 2024.
Esta forma de repartir el poder, no es más que una jugada para lograr la continuidad del proyecto político del presidente pero principalmente, para asegurar que su mandato se extienda más allá de su período sexenal.
Marcelo Ebrard decidió marcar el rumbo y anunció renunciar a la cancillería, lugar que le ha servido para fortalecer su imagen en países del hemisferio, que no ha sido fácil, si recordamos las embestidas presidenciales frente a naciones como España, Estados Unidos, Perú y la Unión Europea principalmente.
Marcelo sabe que está en su momento pero ignoramos a qué va a jugar, ¿se disciplinará en Morena ante la decisión del presidente de impulsar a Claudia Sheinbaum, por más que lo niegue y quieran justificarlo mediante una encuesta amañada?; ¿Se irá a la oposición para dividir el voto y que gane el elegido-elegida del Presidente? o ¿realmente buscará alcanzar su sueño presidencial?.
Lo preocupante de todo esto es que, los medios de comunicación y las famosas encuestadoras, quieren hacernos creer que sólo un morenista por dentro o por fuera, podría ser capaz de gobernar el país, porque cualquiera que venga de la alianza PRI-PAN-PRD continuará representando el fracaso de los años anteriores, aunque hoy estemos igual o peor que antes.
Total, pareciera que el papel de los medios y las encuestas es Inhibir la capacidad de reflexión y la conciencia de los mexicanos de pensar en otras alternativas políticas.
Seguimos oscilando entre el 50% de participación ciudadana en nuestras elecciones para gobernantes; necesitamos que los ciudadanos despierten y se involucren más en los comicios, que todos tengan una vida política más activa y propositiva, de lo contrario seguiremos permitiendo que camarillas partidistas o minorías politizadas, impongan su voluntad en las decisiones nacionales, que aunque muchos no lo creen, siempre determinan nuestra vida cotidiana.