Con-Ciencia Política (12 OCT)

Por Jose Luis Gálvez Gómez

Politólogo

Política migratoria, una visión equivocada.

Hay que entender que el tema migratorio es un acto natural del ser humano; de hecho, debido a la migración de los grupos de cazadores- recolectores fue como se dispersó la humanidad por todo el planeta durante miles de años.

La búsqueda del sustento alimenticio, los conflictos bélicos con otros grupos, las catástrofes naturales o el descubrimiento y conquista de nuevos territorios, siempre han provocado la migración humana.

Es un fenómeno que nunca se ha detenido a pesar de habernos establecido en sociedades sedentarias. Es una práctica que nunca se detendrá, ni con delimitación de fronteras, ni con Guardias Nacionales y mucho menos con Muros, como el de Berlín después de la Segunda Guerra Mundial o el del radicalista Trump y los supuestos 27 mil soldados mexicanos vigilando nuestra frontera norte.

Pienso que el problema de la migración es una cuestión de enfoque y de la aplicación de políticas públicas tanto internas como externas, eficaces, ordenadas, bien planeadas y de gran cooperación internacional.

Con todo tipo de problemas que se generan en cada nación, surge el problema de la migración. Centroamérica es históricamente una zona de viejos problemas sociales, económicos y políticos con grandes repercusiones migratorias para México y que, ahora más que nunca, está convirtiendo en una zona altamente peligrosa a toda la franja fronteriza y principalmente a la segunda ciudad más importante de Chiapas; Tapachula, donde hoy es una tierra de todos y de nadie.

Por su tamaño, capacidad e importancia, Tapachula siempre ha sido la mayor receptora de la migración, se ha convertido en un crisol de violencia, drogadicción, prostitución y operación de bandas de delincuenciales; 7 de cada 10 delitos son cometidos por un extranjero.

Es lamentable que los Tapachultecos vivan en la zozobra ante la entrada libre de grupos de centroamericanos, que muchos de ellos sólo vienen a delinquir y no precisamente a trabajar buscando su bienestar como se quiere hacer ver.

Según el Centro de Dignificación Humana, ha calculado que en los últimos 10 días han ingresado a territorio nacional más de 15 mil indocumentados. Sólo el año pasado de enero a junio del 2019 la migración aumentó un 232% comparado con 2018, es decir que el ingreso a nuestro país subió de 138 mil a 460 mil extranjeros; entonces, ¿cuántos habrán en la actualidad?.

La política migratoria del gobierno morenista fue definida por el propio mandatario nacional como “de puertas y brazos abiertos”, política que también está estipulada dentro de los estatutos de Morena, artículo 38 inciso K, donde se contempla el cargo de una Secretaría del Trabajo dentro del Comité Ejecutivo Nacional, quien será la responsable de establecer el vínculo con los migrantes para luchar por el reconocimiento de sus derechos e incorporarlos a la actividad política del país.

La violencia, inseguridad e insalubridad que se vive en Tapachula y la frontera sur, demuestran lo equivocada que está dicha política migratoria. Haberles dado la bienvenida y abrirles la puerta a miles y miles de centroamericanos sin límites, sin recursos, sin un orden y sin una planeación adecuada, fue un error que hoy nos muestra su cruda realidad. Haber formado recientemente a decenas de uniformados del Instituto Nacional de Migración a orillas del río Suchiate para tomarse la foto y hacer como que estaban preparados para detener a los migrantes para luego desaparecer, creo que es una burla para los habitantes de la zona y para todos los mexicanos.

No estamos en contra de la ayuda humanitaria, no estamos en contra de darles asilo y trabajo, no estamos en contra de los acuerdos internacionales e incluso, no estamos en contra de reconocerles sus derechos humanos, pero de lo que sí no podemos estar de acuerdo, es que vengan a delinquir, a robarse la paz social de la frontera sur y en específico de Tapachula.

Es inaceptable que, habiendo tantas carencias en México por atender, el Gobierno Federal esté destinando millones de recursos para programas sociales en Centroamérica, que al parecer no están generando ningún resultado positivo para detener el flujo migratorio.

Para que una política migratoria tenga éxito, primero deben implementarse políticas públicas internas que generen orden, seguridad, bienestar y paz social, porque primero están los mexicanos y después los extranjeros, no al revés. (iM-rrc)

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