Por Jose Luis Gálvez Gómez
Politólogo
México, entre el centralismo absoluto y la República.
Con la llegada al poder del presidente Andrés Manuel López Obrador y su proceso de transformación, en nuestro país se ha venido gestando un divisionismo social, político y más recientemente económico, que de seguir así podría llevarnos a una fractura de la propia conformación de la República.
Ante un proceso electoral clave en el 2021, la discordia política día a día sube de tono y se ha polarizado tanto, que se ha trasladado al tema presupuestal, donde Gobernadores de 10 estados, Aguascalientes, Chihuahua, Coahuila, Colima, Durango, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Nuevo León y Tamaulipas, han decidido agruparse en una denominada Alianza Federalista para pedirle al presidente tres cosas: Respeto, Diálogo y la revisión del pacto fiscal para afrontar la crisis por el covid 19 en sus respectivas demarcaciones.
Estos han manifestado al unísono que de no atender su demanda, están listos para dar la batalla jurídica y política para salirse del pacto fiscal o convenio con la Federación si no se les apoya con tan sólo un 5% más, respecto de sus aportaciones a la federación.
Ante esta situación, el presidente también ha tomado una posición contundente, haciendo oídos sordos y argumentando que a los Estados se les ha entregado sus recursos de manera justa, en tiempo y forma, respaldándose en los Gobernadores de su partido y sus operadores en ambas cámaras del Congreso de la Unión.
Nuestro país hasta el día de hoy, es una nación constituida en una República representativa, democrática, laica y federal compuesta por Estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior y por la Ciudad de México, unidos en una Federación establecida según los principios consagrados en su propia Constitución Política.
De hecho, la misma carta magna deja muy en claro en sus artículos 73 y 124 las facultades del Congreso de la Unión sobre las contribuciones federales y las reservadas para los Estados; Nuevo León por ejemplo, contribuye realmente con la federación con 636 mil millones de pesos de los cuales sólo se le regresan 69 mil millones, es decir, el 9.2%.
Pero para que no hayan dudas, en el Proyecto del Presupuesto de Egresos de la Federación para el siguiente año 2021, que aun está en discusión en la Cámara de Diputados, estos son los incrementos y decrementos para los Estados de la Alianza Federalista incluyendo a Chiapas por ser de nuestro interés. Nuevo León tendrá un incremento del 3%, Jalisco -3%, Tamaulipas -6%, Aguascalientes -2%, Chihuahua -5%, Coahuila -7%, Colima -17%, Durango -1%, Guanajuato -4%, Michoacán -4% y Chiapas -1%, es decir, todos disminuyen menos Nuevo León donde el más afectado resulta ser Colima. Para hacer una comparación, en el 2018 por cada 100 pesos que Colima aportó a la federación, solo recibió 5, mientras que Chiapas por cada 100 que entregó, obtuvo 335, haciendo una diferencia del 6,000%. según un análisis de las cifras de la Secretaría de Hacienda.
La realidad es que no hay dinero que alcance después de haber tenido gobiernos tan corruptos que mal administraron y mal gastaron los recursos públicos, pero también es verdad que el gobierno de hoy sigue haciendo lo mismo que sus antecesores, con una imparable inversión de recursos en sus obras magnas en medio de la pandemia que hoy acumula ya más de 90 mil mexicanos muertos, como el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, la refinería Dos Bocas con un incremento en sus costos de entre el 20 y el 35% o su Tren Maya impulsado por diesel que no avanza y que los 3 acaparan el presupuesto del 2021 con recortes a los estados y a las dependencias federales.
Ante esta situación, podemos vislumbrar 3 cosas, primero, que la transformación del régimen actual radica en la errónea concentración y disposición de los recursos públicos en manos del ejecutivo federal, centralizando todo el poder para que quién lo necesite, acuda a él y se arrodille a sus pies para mendigar su apoyo.
Segundo, que los integrantes de la Alianza Federalista están en su derecho y el derecho les asiste para proponer un cambio al sistema de coordinación fiscal, además de contar con la fuerza suficiente al interior de sus estados; que si lo consultan seguro obtendrán el respaldo de sus gobernados y Tercero, que esta disputa por el poder económico pone seriamente en peligro la gobernabilidad y la estabilidad de la República, abriendo más el abismo entre el norte y el sur del país.
Está claro pues que, esta división de posturas radicalizadas son la antesala del establecimiento de un régimen centralista absoluto contra la conservación de una República democrática basada en la libertad y la pluralidad de los equilibrios y los contrapesos.
El poder económico genera poder político pero también corrompe. (iM-rrc)