Con Ciencia-Política (DIC 22)

Por Jose Luis Gálvez Gómez

Politólogo

México en rojo.

En una de las últimas encuestas que se dio a conocer, se destaca que el problema que más preocupa a los mexicanos es la inseguridad incluso antes que la salud.

Esta inseguridad ya no es exclusiva de algunos puntos del país como Tamaulipas, Sinaloa, Michoacán o Guanajuato; el robo, los asaltos, la extorsión, el secuestro, los feminicidios y los crueles asesinatos más los fallecidos por el covid 19, han pintado a México de rojo; lamentaciones, dolor y hartazgo en toda la nación es ahora el común denominador.

El asesinato de mujeres de todas las edades es imparable. En Chiapas ejecutan a mansalva a un próspero ganadero; en Vallarta Jalisco, matan por la espalda a un exgobernador y la escena del crimen es literalmente limpiada por los propios trabajadores del lugar; en la ciudad de México en pleno centro histórico descuartizan a niños y jóvenes; sólo atrás de Palacio Nacional operan las bandas dedicadas a la prostitución, el robo y el tráfico de estupefacientes y la pandemia que sigue ascendiendo, ha tomado la vida de 118 mil personas y esta cuenta no se detiene.

El Estado Mexicano ha sido rebasado por la delincuencia y todo el país está invadido por este flagelo. Claro que no es un problema actual, es un problema que se ha venido gestando, agravando y hasta impulsando desde la misma sociedad y por las cúpulas del poder, ya sea por involucramiento, por intereses o por omisión.

La visión e implementación de la política de “abrazos, no balazos” o el “prohibido prohibir”, no están arrojando buenos resultados para la tranquilidad y la paz social. El dejar hacer y dejar pasar, más bien pareciera un tipo de despreocupación intencionada basada en la errónea creencia y confianza en la buena voluntad del ser humano sin considerar sus pasiones, intereses, problemas económicos y hasta sicológicos.

Debemos entender, que la pobreza por la falta de empleo, ingresos económicos o de oportunidades para obtener los satisfactores mínimos de supervivencia en una sociedad, son grandes generadores de delincuencia y violencia. La crisis económica incentivada por la pandemia, los malos diagnósticos y las peores decisiones, harán que este problema sea tan profundo que se reflejará en una crisis social sin precedentes si no se repara a tiempo.

El crimen organizado que se alimenta del reclutamiento de los jóvenes desahuciados, de las familias pobres o de arrebatarles por la fuerza a los que poseen algo, no puede ser visto como un problema aislado, cuando estos tienen actividades diversificadas que incluso se mueven a través de mecanismos internacionales.

Las reformas hechas en temas de seguridad, guardia nacional y muy probablemente las financieras, como la limitación de la operación de los entes de inteligencia e investigación como la DEA en nuestro país, nuestro ejército dedicado más a tareas sociales o administrativas que a su esencia y principios militares o la compra de dólares sin importar su origen por parte del Banco de México, lo único que están provocando es que se descuide a las organizaciones criminales, que se fortalezcan y operen con toda libertad.

Ante problemas internacionales como el narcotráfico y el covid 19, la cooperación para su atención y confrontación, también deben de ser a ese nivel. Por ejemplo, gracias al trabajo conjunto el 70% de los narcos y políticos vinculados a grupos delincuenciales, han sido arrestados debido al intercambio de información internacional en los últimos 20 años, asimismo, La ONU, la OMS y los países más avanzados han hablado incansablemente sobre la necesaria cooperación internacional para atacar la pandemia.

México está volviendo al ahora “intrascendente” semáforo rojo, ya sea por necesidad o irresponsabilidad de muchos mexicanos. Creo que estamos ponderando mal nuestras prioridades. Por un lado, el gobierno no puede estar jugando al Estado benefactor, bueno y noble, dándole mayor importancia al tema de la moralidad sin poner el ejemplo o a lo electoral, que a la estabilidad y la salud en el país; por su parte la sociedad mexicana no debe pensar más en su satisfacción personal o material, cuando hoy lo primordial es conservar la vida y poder vivirla en paz.

Que México esté en color rojo, es responsabilidad de todos, pero cada uno debe asumir su tarea si queremos que México mejore, de lo contrario sociedad y gobierno solo lo estaremos destruyendo y con él, a nosotros mismos.

Muchas gracias. (iM-rrc)

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