La educación no debe ser programación.
Los ideales e intereses políticos de las diferentes élites en el poder, han evitado que nuestro país tenga un rumbo fijo y continuo que nos proyecte como una nación hacia un desarrollo sostenible.
La alternancia en el poder se ha traducido en incertidumbre y desvarío nacional, cada gobierno imprime su propia visión de país sin revisar lo que ha funcionado o no, que se complica cuando de educación se trata.
La politización y partidización de la educación, incluyendo a los que la ejercen, nos ha hecho mucho daño y el gobierno actual no es la excepción con su nuevo Plan Curricular de Educación Básica.
Este programa educativo, busca formar futuros ciudadanos con una ideología acorde a sus intereses políticos, inculcando a la niñez mexicana, no una libertad de pensamiento crítico y de raciocinio, sino una alineación tendenciosa hacia su ideología populista-socialista.
Se cambiarán los grados escolares por 6 fases de aprendizaje; en las dos primeras, no habrán asignaturas o materias, las 4 restantes se dividirán en lenguajes; saberes y pensamiento científico; ética, naturaleza y sociedad y por último temas de lo humano y lo comunitario; lo que para los especialistas parece más un Plan ideológico y que pedagógico, ya que estará más enfocado para que los niños sean felices y críticos del entorno que los rodea, incluyendo su politización debido a que se vinculará la geografía del país con el partido que gobierna cada estado, las obras que se han hecho, quien la ofertó en campaña y si están o no funcionando.
Con el nuevo marco curricular se pretende combatir el colonialismo, el patriarcado y el mercantilismo. En historia por ejemplo, los alumnos deberán reconocer las injusticias sociales del pasado y del presente para el reconocimiento de los derechos humanos y la transformación social.
Es decir, ahora al gobierno no le interesa formar capital humano para responder a la demanda del mercado laboral, que cada día es más competitivo a nivel mundial, sino todo lo contrario a lo que hacen los países más desarrollados y con mejores índices educativos, como Japón, Finlandia y Singapur, que fijan su educación en 3 ejes fundamentales: La Familia, como base de los valores y principios que todo niño debe saber; La Escuela, donde el maestro se convierte en la guía del estudiante a través del conocimiento revalorizando su autoestima, perseverancia, valores y trabajo en equipo y por último, Los Recursos Socio-Culturales, que implican aprender sobre arte, ciencia y cultura general.
Yo creo que para que nuestros niños y jóvenes lleguen a ser mejores ciudadanos, primero deben absorber principios y conocimientos para formar un criterio objetivo, original y novedoso antes que saber sobre partidos políticos y lucha de clases sociales.
La felicidad de nuestros infantes no se logrará con su ideologización, se logrará cuando tengan su pancita llena, zapatitos, ropa limpia, espacios dignos para vivir, aprender y jugar, seguridad en las calles y por supuesto mucha salud; hasta entonces estarán en las mejores condiciones para comerse todo el universo del conocimiento que hoy tenemos a nuestro alcance.
Si queremos cambiar el rumbo de este país y lograr su desarrollo, tenemos que educar a nuestros niños de acuerdo a las necesidades y tendencias mundiales no con pensamientos arcaicos, facciosos, cerrados y fracasados. Necesitamos formar jóvenes bien preparados no zombis mal programados.