Por Jose Luis Gálvez Gómez
Politólogo
Iniciativas que matan.
Recientemente la fracción parlamentaria de Morena en el estado de Oaxaca presentó una iniciativa conocida como la ley de comida antichatarra, la cual ya fue aprobada y está a punto de entrar en vigor una vez que el Gobernador autorice publicarla en el periódico oficial.
Esta iniciativa se ha venido emulando con algunas variaciones en distintas partes de la República, más concretamente en los estados de Tabasco, Puebla y la Ciudad México.
Básicamente, según esta nueva ley busca resolver los problemas de obesidad temprana o malnutrición de los niños y jóvenes, quedando prohibido la distribución, venta, regalo o suministro de bebidas azucaradas y alimentos embazados de alto contenido calórico, incluyendo a las instituciones públicas y privadas de educación básica y medio superior, así como su distribución por medio de aparatos automáticos o máquinas expendedoras.
Debido a sus deficiencias jurídicas el exministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, José Ramón Cossío Díaz, ha expresado sus críticas sobre esta ley antichatarra argumentando que contiene graves problemas constitucionales y de técnica legislativa, que en su momento corresponderá atender resolver a los tribunales colegiados y en una última instancia a la propia Suprema Corte de Justicia de la Nación, toda vez que los comerciantes de Oaxaca ya han anunciado presentar la controversia correspondiente.
Echar andar la Ley antichatarra en todo México representa graves consecuencias económicas para las familias que se dedican al comercio de esos productos. Se estima que se sólo en Oaxaca se estarían afectando a más de 58 mil unidades económicas o mejor dicho, a pequeños comerciantes y negocios con una reducción en sus ventas de hasta el 50% y por ende en sus ingresos, trayendo una secuela de mayor empobrecimiento por falta de recursos y por la pérdida de su principal fuente de empleo.
Si se extiende a todo el país, donde los changarritos, tienditas y una gran cantidad de vendedores ambulantes se dedican y viven de la venta de productos procesados, altos en calorías, embaces de bebidas azucaradas, chocolates, productos altos en sodio y cualquier tipo de dulce, se estaría afectando a más de un millón de comercios establecidos y con ello a más de 5 millones de familias y entre 20 y 25 millones de personas indirectamente.
La prohibición generalizada de este tipo de productos, seguro arrastrará a todas esas personas u otras a seguir vendiéndolos en la clandestinidad, crecerá el mercado negro, la piratería y el contrabando, afectando más la endeble economía nacional y violentando el tejido social.
Es una verdad a medias pensar que, al limitar la oferta en el mercado, se termine con la demanda, es decir, que la obesidad y la diabetes a temprana edad en los niños y jóvenes, se vaya a terminar con la prohibición y la coercitividad en la comercialización de alimentos y bebidas con alto contenido calórico; estudios y experiencias en otros países como chile, han entendido que para terminar con este tipo de enfermedades, se debe atender también la demanda; por tal motivo podemos proponer básicamente 3 acciones:
1.-Establecer programas y políticas públicas que enseñen el buen comer o aprendiendo a comer, 2.- ofrecer mejores oportunidades de trabajo e ingresos a los padres de familia para que puedan acceder a una alimentación variada y sana y 3.- Incentivar a los niños y jóvenes a practicar su deporte favorito, ofreciéndoles mejores espacios públicos y equipamiento para el desarrollo del mismo, tal y como ya se lo solicitaron al Doctor López Gatell los campeones basquetbolistas internacionales “Trikis”, quienes son un claro ejemplo de superioridad personal, éxito y vida sana sin prohibiciones de ningún tipo.
México tiene una gran diversidad y riqueza cultural ancestral, que ha hecho que su dieta esté basada en la preparación y absorción de alimentos con altas cantidades de grasas, tacos, gorditas, garnachas, tortas, empanadas o guaraches que igualmente provocan obesidad.
Además México es un país que se destaca por la preparación de dulces típicos y regionales, donde el día de muertos y en otras exposiciones y ferias regionales, estos son exhibidos y engullidos como parte de una tradición. Somos un país donde las piñatas repletas de dulces son parte de nuestro folklor popular y que también pueden generar diabetes.
Realmente lo único que están logrando hacer con este tipo de iniciativas es matar la poca economía familiar que le queda a México.
No perdamos algo de vista, las crisis económicas y el aumento de la pobreza solo generan mayor violencia. (iM-rrc)