©AFP
El delantero alemán Serge Gnabry es un confeso seguidor del base de los Rockets de Houston. Celebra sus anotaciones al estilo de la estrella de la NBA y espera repetir en la final de la Champions League con el Bayern Múnich como favorito.
Dos goles y dos aceleraciones devastadoras: Serge Gnabry llevó al Bayern Múnich a la final de la Liga de Campeones (3-0), enterrando de paso las ilusiones del Lyon francés de verse por primera vez en una final de la Liga de Campeones.
El veloz extremo internacional alemán de 25 años suma nueve goles en esta edición de la Champions, a una media de un gol por cada partido que ha disputado con el gigante bávaro.
Pero fue su histórico póquer de goles en octubre en Londres contra el Tottenham en fase de grupo lo que le dio a conocer al planeta futbol.
En febrero, este joven calmado y reflexivo (vivió un periodo vegano) sumó un doblete contra el Chelsea en la ida de octavos de final (3-0).
En el Bayern es la punta de lanza de la generación de hasta 25 años, la de Kimmich, Süle, Goretzka, Coman o Tolisso. Y ha asumido el relevo de Arjen Robben y Franck Ribéry, tanto en el césped como en el corazón de los aficionados.
Del holandés heredó la capacidad realizadora (12 goles esta temporada en la Bundesliga). Del francés, los movimientos en pequeños espacios para superar a las defensas y culminar marcando él mismo o asistiendo a un compañero (11 pases de gol en la Bundesliga).
Pero, además, es más polivalente que las dos viejas glorias del Bayern, y aunque se siente mejor por la izquierda, es totalmente capaz de jugar en el costado derecho.
FAN DE JAMES HARDEN
Su primer gol ante el conjunto galo es un compendio de sus mejores virtudes: un balón recuperado en la banda, una movimiento hacia el centro a gran velocidad para colarse en medio de seis rivales impotentes y un cañonazo lejos del alcance de Anthony Lopez.
Su segunda diana fue fruto de su oportunismo, teniendo sólo que empujar el balón sobre la línea de gol.
De nuevo lo celebró realizando el gesto de remover una taza con una cuchara imaginaria. Después de haber suscitado la intriga en la Bundesliga con este ritual, Gnabry terminó por revelar su fuente de inspiración: “Soy un gran aficionado a la NBA, y en especial de James Harden”. El base de los Houston Rockets celebra sus canastas decisivas en el tiempo extra con ese pequeño gesto que significa: “lo que está en la taza está muy caliente, como yo sobre la cancha”.
Caliente, es un adjetivo que siempre acompañó a Gnabry: “Con cuatro años jugaba al futbol con lo que encontraba en casa”, confesó un día. “Obligaba a mis abuelos a jugar a futbol conmigo, era lo único que me interesaba. Mis padres me apuntaron en el club local TSV Weissach y me dijeron: ‘es necesario que evacúes tu energía. Con 14-15 años comencé a pensar en ser profesional, cuando llegó el interés de los primeros grandes clubes”.
LA AVENTURA ARSENAL
Después de haber jugado en las categorías inferiores del Stuttgart, Gnabry se fue a los 16 años al Arsenal. “Fui a Inglaterra porque todo el mundo me decía que no fuese, que no lo lograría. Yo quería ese reto. Arsenal era un club atractivo, con el entrenador Arsène Wenger que daba oportunidades a los jóvenes. Jugaban un futbol que me gusta, ofensivo, con mucha posesión”.
Sin embargo, el delantero regresó a Alemania en busca de minutos de juego, al Werder Bremen, en 2016. Después pasó por el Hoffenheim, antes de debutar en el Bayern Múnich en 2018.
En dos temporadas ha pasado de joven prometedor a estrella internacional. Y, quién sabe, si a partir del domingo a ganador de la Liga de Campeones. (iM-rrc)