Por: Jose Luis Gálvez Gómez
Politólogo
Lo que le urge a México.
Sin duda México ha tenido una gran transformación política, tomando como referencia los dos grandes movimientos y baños de sangre de 1810 y 1910, para luego entrar al siglo del proceso de institucionalización y organización social y del poder político.
Es innegable que nuestro país alberga una historia de luchas internas donde se formaron caciques con dominios territoriales y caudillos que se disputaron el poder, dando paso a la formación de un sistema político y un Estado Mexicano con las mismas características.
De allí nació un sistema de partido hegemónico, que detentó el poder durante más de 70 años, pasando por un frustrado y arrebatado cambio democrático en 1988 encabezado por una alianza de las izquierdas, donde por cierto, tuvo un papel protagónico nuestro flamante hoy Director de la Comisión Federal de Electricidad, Manuel Bartlet; asimismo hubo un efímero progreso democrático y alternancia en el poder en el año 2000 con el Partido Acción Nacional y otro apenas el pasado 2018 con el Movimiento de Regeneración Nacional.
A pesar de estos cambios, nuestro país realmente aún no ha logrado consolidar un verdadero sistema político democrático que dé cobijo y absorba toda la demanda social, que canalice el descontento y otorgue garantías a los problemas que más aquejan a la mayoría de su población.
Hoy el sistema político mexicano y de partidos políticos está totalmente agotado, es un sistema que ya no opera. Existe y se percibe una gran decepción por parte de la población hacia sus gobernantes y los partidos políticos, prueba de ello es el surgimiento del movimiento FRENNA, las manifestaciones de las mujeres, las inconformidades de los trabajadores de la salud, la demanda de los pequeños y medianos empresarios, el aumento del desempleo, la pobreza y el narcotráfico, y en general de todas las expresiones críticas en las redes sociales.
Todo esto nos obliga a pensar una cosa muy importante, que ha llegado el momento de crear nuevas instituciones y organizaciones de representación popular. Estas organizaciones deben contemplar la expresión de nuevas ideas, nuevos procedimientos que rompan con los paradigmas y los vicios sociales y políticos que hace tiempo funcionaron.
Estoy seguro que hay tantos mexicanos bien preparados y jóvenes con nuevas ideas, que deben integrarse y organizarse para externas sus visiones novedosas, sus proyectos, sus propuestas y alternativas ante los nuevos tiempos y desafíos del desarrollo humano y del evidente progreso tecnológico a nivel mundial.
Si comprendemos nuestra historia, si observamos nuestra realidad y entendemos lo que está pasando actualmente con la pobreza, con el estancamiento económico, con la forma en que se conducen nuestros gobernantes y los partidos políticos, aunado a la grave crisis humanitaria y de salud con la pandemia; es obvio que no podemos seguir por el mismo camino, como tampoco podemos aceptar sistemas con viejas ideologías y fracasadas mundialmente; es inaceptable, peligroso y erróneo que continuemos con prácticas ya obsoletas.
Nada es estático, todo es cambiante y revolucionario, es parte de la evolución de la humanidad, pienso que debemos transformarnos y ser creativos e inventivos, con una visión hacia el futuro, no hacia atrás volviendo al pasado.
Las nuevas instituciones, organizaciones y partidos políticos deben adoptar esa visión de cambio hacia adelante, progresivo, propositivo y disruptivo; pero la iniciativa no debe ser impuesta desde el gobierno, debe nacer de nosotros mismos, es decir, de la sociedad.
Lo que le urge a México son nuevos líderes, nuevas caras en la política, necesitamos, innovar y transformar las relaciones políticas e interpersonales, necesitamos provocar grandes cambios.
Lo que le urge a México es una nueva propuesta política, con una ideología basada en la divergencia y el uso de las nuevas tecnologías, lo que le urge a México es la formación de una nueva cultura, de un mexicano moderno y proactivo. (iM-rrc)