Por: Jose Luis Gálvez Gómez
Politólogo
Política a la mexicana, tradición e incongruencia.
La política exterior en México, pocas veces en su historia, ha sido un política digna, independiente y soberana, en la mayoría de las ocasiones su política ha obedecido y servido a los intereses de su vecino del norte.
Con el último encuentro entre los mandatarios de ambas naciones, la verdad es que no hubo nada nuevo, incluso muchos defensores del gobierno, calificaron como un rotundo éxito dicho encuentro, aunque realmente no se hayan tocado temas tan torales como el problema de la pandemia, la inseguridad provocada por los cárteles de la droga, el tráfico de armas o sobre las repercusiones del TMEC en el campo mexicano; y si todo salió bien fue, por los buenos oficios de las instituciones diplomáticas de ambos países que para eso están cuando se trata de la firma de un convenio de tal envergadura, así pues vimos entonces una política exterior tradicional y no excepcional como se pretende manejar.
Los que acompañaron al Presidente mexicano son los mismos de siempre, representantes del gran capital “neoliberal”, realmente ellos no representan a la clase media mexicana o a los pobres, que se supone son la prioridad del gobierno actual y mucho menos fueron a tratar asuntos que interesan a las mayorías mexicanas, para presentar una propuesta para los que se dedican al comercio informal o una oferta económica para que no quiebren las pequeñas y medianas empresas, o cómo se puede detener la inmigración, pero no sólo en la frontera norte con un muro, sino principalmente en la frontera sur de México, que es allí desde donde se debe atacar el problema.
Por todo ello, la política interior se vuelve incongruente, porque se supone que el TMEC servirá para la atracción y confianza de capital extranjero, ayudando a crear millones de empleos, entonces, Porqué a través de encuestas patito cancelan obras millonarias como el Aeropuerto de Texcoco o es establecimiento de una planta cervecera. Si lo que buscan es que los millones de mexicanos tengan trabajo, porque el ejército construye el nuevo aeropuerto y los bancos del bienestar, lo mismo ocurre con la pérdida de miles de empleos al cerrar dicha planta.
Por otro lado, si analizamos en términos generales, populares y coyunturales el encuentro entre los Presidentes de México y Estados Unidos, fue un tema netamente electoral para ambas personas.
Tanto Trump como López Obrador, se encuentran en un momento político clave de sus mandatos, el primero busca reelegirse este próximo 3 de noviembre y necesita el voto latino, porque hoy aparece debajo de Joe Biden en las encuestas, por eso no es de gratis que haya cambiado radicalmente su estrategia anti imigración recién pasado el encuentro, ya que acaba de anunciar que firmará el Decreto que ayudará a los dreamers para obtener la ciudadanía norteamericana.
Por el lado mexicano, López Obrador necesita el apoyo de su homologo populista Donald Trump, por la influencia, poder económico y político que éste le representaría para la continuidad, sostenimiento y reconocimiento de su gobierno.
Ambos en una clara alianza, se juegan su principal carta, ya que se podría contar otra historia para las dos naciones y su política de cooperación binacional, si llegase a ganar el demócrata Joe Biden.
Siendo objetivos, realistas y sinceros, nos queda claro que la actuación y el discurso de cada personaje en la política, siempre cambia de acuerdo con los momentos y las circunstancias, porque antes de su elección el del norte discriminaba a los inmigrantes abiertamente pero ahora los necesita; y el segundo también en campaña, arremetía y peleaba con gallardía ante las políticas norteamericanas, tanto que hasta escribió un libro, y ahora lo respeta y lo apoya.
Por último, la política interior ha llegado a tal grado de incongruencia que aquellos que satanizó y llamó neoliberales o mafia del poder, ahora son sus consentidos y lo acompañan en su “supuesta visita de Estado con Trump. Se firma un acuerdo internacional para la fortaleza económica de México y la creación de millones de empleos, pero nadie se emplea, la economía cae por debajo del 8% y para cerrar con broche de oro, en materia de salud, anuncia el Presidente que la pandemia en México va a la baja y perdiendo intensidad, cuando la semana pasada alcanzó 2 nuevos récords en personas fallecidas, alcanzando los más de 34 mil muertos y la cifra sigue en aumento. (iM-rrc)