Mitos y realidades de la convivencia bebés-mascotas

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Hay teorías que se caen solas.

Existen diversos mitos alrededor de la convivencia de un bebé con un perro o un gato. Quizás el más popular es que un bebé no debe convivir con estos animales domésticos porque puede ser nocivo para él, para su salud. Por el contrario, la realidad es que se ha demostrado que la convivencia de los seres humanos desde edades muy tempranas con mascotas trae múltiples beneficios para su salud física y emocional.

Hace un par de días, escuchamos una conversación muy interesante entre dos especialistas de Ciudad para las Mascotas, una iniciativa de Mars Petcare que fomenta la tenencia responsable de animales de compañía. Ainare Ruiz, Médico Veterinario Zootecnista (MVZ) y Esther Charles, MVZ y Especialista en Comportamiento Animal, intercambiaron cuáles son algunas de sus recomendaciones para esta convivencia, inclusive antes de la llegada del bebé. A continuación, un resumen de ellas:

Previo a la llegada del bebé

Es recomendable llevar a casa productos con aromas que usaremos cuando el bebé nazca, por ejemplo, talco o loción, y exponer a nuestro perro o gato a éstos durante el embarazo de la futura mamá para que se familiarice. De igual forma, exponerlo a sonidos que emitirá el bebé, como el llanto, la risa o balbuceos, a través de grabaciones que al principio pueden ser a un volumen bajo e ir incrementándolo gradualmente.

Nacimiento del bebé

Una primera sugerencia una vez que nazca el bebé, es llevarle una prenda suya a nuestro perro o gato cuando la madre esté en el hospital para que pueda reconocer su olor ya estando en casa. Otra, es no alejarlo o despreciarlo cuando se acerque si estamos con el bebé, por el contrario, premiar cada acercamiento e incluso propiciar momentos juntos y tranquilos, sin forzar el contacto.

Desarrollo del bebé

Vale la pena tomar en cuenta que todas las mascotas, sobre todo los perros y gatos por ser las más comunes, pueden transmitir parásitos a los seres humanos, principalmente a través de las heces y la saliva. Por ello, es fundamental que estén debidamente desparasitados y evitar que los bebés jueguen en el lugar que se les haya asignado en casa para tomar agua, comer, dormir, liberar (hacer “pipí” o “popó”), etc. De hecho, debe estar totalmente fuera del alcance del bebé, sobre todo cuando empiece a gatear.

A decir de las especialistas, estas recomendaciones ayudarán a preparar a nuestro perro o gato para la llegada del nuevo integrante de la familia y prevenir que se sienta desplazado, y al mismo tiempo sentar las bases de una buena relación. Conforme el bebé vaya creciendo y se convierta en niño (alrededor de los doce meses) habrá que enseñarle hábitos de limpieza necesarios para conservar su salud, así como reglas para una convivencia segura con su mascota.

Y no sólo eso, también seremos testigos de los beneficios de la convivencia entre el bebé y nuestro perro o gato, como el desarrollo anticipado en el bebé de destrezas físicas como la psicomotriz a través del juego entre ellos; y habilidades sociales como el sentimiento de empatía por la simple convivencia con él y al compartir sus espacios y su tiempo; y el sentido de la responsabilidad al imitar de sus padres el cuidarlo (cepillarlo, limpiarle, pasearlo, etc.) y proveerle de agua y comida. (iM-rrc)

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