©ÁNGEL SALINAS
Entre nervios Araceli se vacunó ayer; ni habla ruso ni le pusieron un microchip, menos será parte de un ‘ejército de viejitos’; ‘y yo que no quería vacunarme’, recuerda.
Llegó el día. ¿Quién me iba a decir que Araceli, quien nunca se ha vacunado contra la influenza, hoy, está aquí a punto de ingresar al Deportivo Xochimilco? Tengo nervios. La verdad, no quería vacunarme, pero por algo se dan las cosas.
Y nos tocó la rusa; a mis amigos, que viven en Ecatepec, la china. Ya que lo pienso bien, somos unos privilegiados. ¡Qué bueno que me inscribieron hace ya casi un mes para recibir la vacuna!.
Quiero a mis hijos, a mis nietos. Quiero verlos juntos y abrazarlos. Este virus nos vino a separar de la familia, pero también puso a prueba nuestra fuerza.
Es muy triste ver las noticias. Ya casi es el año y la gente se sigue contagiando. Es feo convivir todos los días con la muerte. Veo las noticias y los números de fallecidos son infinitos.
No, yo no sé que haría si me contagiara. Me cuido, aunque este bicho es perro, se te pega como sanguijuela, te invade, te asfixia… No, definitivamente no quiero estar aislada, lejos de mi familia ni agonizando. No quiero que nadie sufra. No quiero estar en una urna a causa del coronavirus.
¡Qué nervios tengo! ¿Cómo será esto?
Desde ayer me pregunto: ¿cuál será la reacción? Sé que en cada persona es diferente. A mi amiga Mony no le pasó nada. A ella la vacunaron el lunes y ayer me decía que ni sintió el pinchazo.
La noche pasó muy rápido. Desperté muy temprano, me bañé, desayuné algo ligero. ¡Ya estamos aquí!
Acá traigo mis papeles. ¿Está todo? Mi credencial del INAPAM; la CURP; la de jubilación del ISSSTE… Creo que traigo de más.
Está tranquilo. No hay fila. Igual y salimos rápido. Esos del chalequito verde andan revisando todo.
Ya entré. ¿Y ahora? ¡Uy!, otra persona de chalequito verde. Me dice que la credencial de elector porque el CURP no trae fecha de nacimiento. ¡Claro que viene! Entonces, cómo es que en la plataforma quedé registrada; pero, bueno, ahí está.
¿Por qué me pregunta mi edad? Estos chicos de hoy, creo están más nerviosos que yo. Si estoy acá es porque tengo más de 60 años. Eso sí, están mejor organizados que los de Ecatepec.
Ya me entregaron dos hojas que deberán llenar, me dicen, los Siervos de la Nación, pa’ mí los del chalequito beige. ¿No que no servía la CURP? De ahí sacan los datos para llenar la hojitas.
Hay cuatro bloques divididos por colores: azul, verde, naranja y rojo. Toman mis papeles, lo sllenan… les toman y le vuelven a tomar fotos, ¿para qué serán? Luego por qué desconfía uno… Me tocó el número 169 azul. ¡Soy la ficha azul! ¿Qué te pasa Araceli? Ya te pareces a tu hija bailando esa canción pegajosa de Parchis.
Pues bien… ya está el protocolo. Ahora a esperar el microchip, ver si hablo ruso y empiezo a tomar vodka. Igual y sale cierto eso que pregona Paty Navidad y seremos ciborgs y nos modificarán genéticamente. ¡Vaya ocurrencias de esta mujer! Ya parece que alguien va a querer un ejército de viejitos.
Me trajeron el lunch: agüita pa’l calor; una manzanita y mi alegría. Ya me armé. Hoy no hay baile y yo que venía lista.
Por fin, ahí voy. Me preguntan si soy alérgica. No señorita, pero… ahí le voy, tome nota: sufrí hace años una embolia y vea, aquí ando; soy hipertensa; tengo diabetes y hace unos años me pusieron dos prótesis en las rodillas. ¿Cómo ve? ¿Me vacuna o no?
Me descubro el brazo izquierdo. Dele. Ni me dolió. Me pasan a un sitio en que estaré monitoreada por unos doctores. Ya pasaron varias veces. Pues ni siento nada… Ya me dicen que puedo retirarme, sin antes advertirme que nada de automedicarme, que si siento alguna molestia lo haga saber. Me entregan una hoja. La próxima dosis, en teoría la recibiré el 24 de marzo. ¿Será?
Y yo que no quería vacunarme… Claro que hay que hacerlo. (iM-rrc)