Con-Ciencia Política Por: Jose Luis Gálvez Gómez (19 DICIEMBRE)

El papel de las élites del poder y los militares

Perú atraviesa por una crisis política llena de movilizaciones de grupos sociales que han paralizado a la nación en demanda por la destitución de su presidente Pedro Castillo.

Pedro Castillo es un profesor rural que se postuló a la presidencia por el partido de izquierda Perú Libre, que comulga con una ideología anti-neoliberalista que reivindica la lucha de clases a través de la excesiva utilización de un discurso en contra del clasismo, racismo y anti-imperialismo como culpable de toda la pobreza.

Pertenece al eje de los gobiernos populistas, que utilizan a la democracia y sus instituciones para ascender al poder para luego destruirla y rebajarla a su más simple concepción, que es la manifestación de la voluntad del pueblo, cuya potestad y poder usurpan sus propios líderes.

En menos de 6 meses al frente del gobierno peruano, Pedro Castillo ya tenía varias denuncias en su contra por presuntos delitos de corrupción, organización criminal, tráfico de influencias y fraude, que lo motivaron a querer establecer, infructuosamente, un Estado de excepción, disolviendo el Congreso para romper el régimen constitucional de su país.

Como él, Evo Morales en Bolivia y Cristina Fernández de Kirtchner en Argentina, movilizaron a sus simpatizantes para evitar ser depuestos y enjuiciados; sólo que a Pedro Castillo no le resultó su plan, porque no contaba con el apoyo de las élites política, burocrática y empresarial y no tenía de su lado al ejército. Ante esta situación, no le quedó más que recurrir a la movilización de sus simpatizantes traducida en revuelta social.

En nuestro país los organismos autónomos también están desapareciendo, otros, han abandonado sus tareas principales como la Comisión Nacional de Derechos Humanos, pero lo más delicado ha sido la búsqueda del desmantelamiento del INE disfrazado de reforma electoral.

Aquí, también hay sospechas y señalamientos de delitos graves, corrupción, fraude, nepotismo y delincuencia organizada asociada o tolerada; sólo que las condiciones son diferentes, las élites políticas, empresariales, burocráticas y el ejército sí están con el régimen.

Los resultados son los mismos, creciente inflación, mayor pobreza, violencia extrema, corrupción, nepotismo, polarización social, intimidación y censura.

Bajo esta perspectiva el escenario para el 2024 no es nada halagador. La reforma aún no se concreta pero al gobierno le urge asegurar su triunfo y continuidad; Si el partido en el poder llegara a perder, podríamos tener movilizaciones sociales prestas a generar inestabilidad social creando una crisis política. Será interesante ver qué papel jugarán las élites del poder y nuestros militares.

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