Una Nueva Técnica para Diferenciar el Parkinson y la Atrofia de Sistemas Múltiples

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  • La enfermedad de Parkinson y la atrofia de sistemas múltiples tienen síntomas similares. Para los médicos es muy difícil realizar el diagnóstico diferencial entre una y la otra, pero un nuevo descubrimiento parece mejorar este proceso. Te lo contamos ahora.

La enfermedad de Parkinson y la atrofia de sistemas múltiples son patologías que coinciden en muchos aspectos. Sus síntomas son similares y las investigaciones sobre su origen apuntan en una dirección parecida.

Ambas son enfermedades neurodegenerativas que progresan inexorablemente hacia formas más graves. La búsqueda de un tratamiento efectivo implica también buscar maneras de diagnosticar los trastornos con el tiempo suficiente para abordarlos.

La revista Nature ha publicado en febrero de este año algunos avances al respecto. Quizás, el más relevante sea el comandado por la Universidad de Texas, donde se propone una técnica que podría diferenciar entre el Parkinson y la atrofia de sistemas múltiples.

Considerando la dificultad que tienen los médicos para diagnosticar una o la otra en sus inicios, el avance podría ser relevante. Un diagnóstico certero y oportuno permitiría instaurar tratamientos acordes sin demorar el abordaje. Tengamos en cuenta que, hasta el momento, la única forma de saber si es un trastorno u otro es esperar la evolución.

Clínicamente, la atrofia de sistemas múltiples evoluciona más rápido que el Parkinson, por ende, una demora es un peor pronóstico. Y, ciertamente, cuando los síntomas son demasiado evidentes es porque la evolución fue acelerada. Biológicamente se traduce la demora en mayores neuronas con daño irreversible.

¿Qué es la enfermedad de Parkinson?

La enfermedad de Parkinson es una enfermedad progresiva neurodegenerativa. El mayor signo de la misma es la alteración del movimiento. Los pacientes con Parkinson presentan temblores y sacudidas evidentes, en mayor medida en manos y piernas.

Con el tiempo de evolución, el trastorno extiende la dificultad de los movimientos a otras partes del cuerpo, añadiendo rigidez. Esto conlleva desequilibrios, falta de coordinación y concreción más lenta de las acciones.

La alteración química que se conoce como causa inmediata es la falta de dopamina. La dopamina es una sustancia que funciona como neurotransmisor en el sistema nervioso. Su carencia apareja los síntomas de la enfermedad.

Es más común en los mayores de 60 años, y por ello se considera que la edad es un factor de riesgo. De todas maneras, algunas presentaciones clínicas juveniles son posibles. El caso más simbólico en el mundo es el del actor Michael J. Fox, quien fue diagnosticado a sus 29 años.

La atrofia de sistemas múltiples

La atrofia de sistemas múltiples o atrofia multisistémica es también un trastorno neurodegenerativo. Como el Parkinson, tiene su mayor incidencia en individuos mayores, en este caso por encima de los 50 años.

Sus síntomas son muy similares a la enfermedad de Parkinson, incluyendo alteraciones motoras. De todos modos, hay un hecho significativo de esta patología que es su capacidad de afectar funciones autónomas del organismo. Así es que los pacientes padecen hipotensión arterial, constipación, incontinencia urinaria, arritmias y respiración anormal.

No hay una causa definida de la atrofia de sistemas múltiples. Las investigaciones no han develado aún el problema de fondo que daría origen a la enfermedad. Sí se sabe que las neuronas cerebrales se atrofian y se llenan de una proteína llamada alfa-sinucleína.

La alfa-sinucleína y la nueva investigación

La proteína que comparten las enfermedades, y que abriría el paso al diagnóstico diferencial, es la alfa-sinucleína. Conocida con las siglas aSyn, se trata de una sustancia que se dobla sobre sí misma de manera incorrecta, causando su acumulación excesiva y el daño en las neuronas. Cuando la acumulación del error supera los límites de la normalidad, aparecen los efectos motores.

Tanto en el Parkinson como en la atrofia de sistemas múltiples, la alfa-sinucleína se acumula por años hasta limitar la funcionalidad neuronal. El problema era que, aunque detectable la proteína, no se podía distinguir con certeza si evolucionaría la acumulación hacia Parkinson o hacia atrofia multisistémica

Esta nueva investigación publicada en Nature, junto a otras, propone un método bioquímico –llamado ampliación cíclica de plegamiento de proteínas- que diferenciaría plegados. De esta forma, si se sigue avanzando, el método distinguiría entre los malos plegados del Parkinson y los malos plegados en la atrofia multisistémica.

La sensibilidad informada en el artículo es del 95,4 %. Esto es prometedor. Se trataría de una prueba diagnóstica con un alto porcentaje de éxito para arribar al diagnóstico oportuno. Además, aceleraría los planes de tratamiento, sin tener que esperar la diferenciación para abordar una u otra patología.

La alfa-sinucleína y la nueva investigación

La proteína que comparten las enfermedades, y que abriría el paso al diagnóstico diferencial, es la alfa-sinucleína. Conocida con las siglas aSyn, se trata de una sustancia que se dobla sobre sí misma de manera incorrecta, causando su acumulación excesiva y el daño en las neuronas. Cuando la acumulación del error supera los límites de la normalidad, aparecen los efectos motores.

Tanto en el Parkinson como en la atrofia de sistemas múltiples, la alfa-sinucleína se acumula por años hasta limitar la funcionalidad neuronal. El problema era que, aunque detectable la proteína, no se podía distinguir con certeza si evolucionaría la acumulación hacia Parkinson o hacia atrofia multisistémica

Esta nueva investigación publicada en Nature, junto a otras, propone un método bioquímico –llamado ampliación cíclica de plegamiento de proteínas- que diferenciaría plegados. De esta forma, si se sigue avanzando, el método distinguiría entre los malos plegados del Parkinson y los malos plegados en la atrofia multisistémica.

La sensibilidad informada en el artículo es del 95,4 %. Esto es prometedor. Se trataría de una prueba diagnóstica con un alto porcentaje de éxito para arribar al diagnóstico oportuno. Además, aceleraría los planes de tratamiento, sin tener que esperar la diferenciación para abordar una u otra patología.

(iM-rrc)

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