Corrupción e impunidad al amparo del PRIMOR.
Acabamos de vivir un episodio más de política real, de intereses personales y de alianzas convenencieras que confirman por qué en este país reinan la corrupción y la impunidad.
En la impunidad como en la corrupción, tienen que haber dos, uno que da y otro que recibe. Alejandro Moreno (mejor conocido como Alito) Presidente Nacional del PRI, en pocos días pasó de ser un traidor a la patria, a patriota, de ser un presunto delincuente por lavado de dinero, a un honorable aliado del gobierno y de Morena; Alito quien antes tenía denuncias ahora tiene aplausos.
Las tranzas de Alito Moreno, superaron los intereses electorales de su partido y los de la nación; los diputados del PRI pasaron de tener una actitud bravucona frente a la propuesta del Presidente respecto a la Guardia Nacional, a proponer su permanencia hasta el 2028 para que sea ésta la encargada de brindarnos seguridad pública.
Esta acogida de cariño entre Alito Moreno y el Presidente o entre el PRI y Morena; nos deja en claro que la única transformación de bienestar, para ellos, es la mutación del PRI a Morena.
Podría pensarse que el sostenimiento de la Alianza Opositora Sí por México hoy está en crisis. Esta alianza obtuvo buenos resultados en la elección federal del 2021, no así en la mayoría de las gubernaturas donde el PRI ayudó a Morena a ganar a cambio de embajadas para los gobernadores salientes.
Así es la política partidista, sus dirigentes actúan como dueños de la franquicia que les permite obtener beneficios económicos e impunidad a cambio de apoyo legislativo o electoral.
El desencanto sobre los partidos políticos cada vez se profundiza más. Ante esta decepción y sin más opciones políticas, los ciudadanos debemos buscar nuevas formas de participación pública.
Ante este escenario, el reto de los partidos políticos será ponderar sus pretensiones electorales incluyendo sus prerrogativas hacia la elección presidencial del 2024. Por su parte, la ciudadanía no puede darse el lujo de depender de este tipo de dirigentes. Los ciudadanos somos quienes debemos empujar a los partidos políticos a observar nuestros problemas bajo la presentación de mejores ofertas y candidatos en pro del interés nacional.
Ningún partido o candidato puede ganar sin el apoyo social. México necesita nuevas y mejores opciones, no las únicas que nos imponen partidos hegemónicos expertos en la traición, la impunidad y la corrupción. Si nos quedamos sólo con las opciones de las denigradas corcholatas del Presidente todo seguirá igual.
Yo sostengo que mientras en México no se funden nuevos partidos políticos y tengamos mayor conciencia social, nuestro país seguirá sumido en los mismos vicios, con los problemas de siempre.