Un fenómeno político llamado Xochitlmanía.
Xóchitl Gálvez reventó las redes sociales, creo una gran expectativa y se convirtió en un fenómeno político nacional como nunca antes visto. El crecimiento multiplicador de su popularidad se dio como un reguero de pólvora prendida por la chispa del más popular en este país, el Presidente López Obrador.
El presidente dijo que ella quería utilizar su mañanera sólo para promocionarse porque pretendía ser jefa de gobierno de la ciudad de México, sin pensar que haberle negado la entrada a palacio la catapultaría al escenario político nacional como una fuerte contendiente para ocupar su lugar.
Xóchitl Gálvez tiene muchas cualidades que la pueden convertir en la candidata perfecta en un período lleno de confusiones, confrontaciones, malestar, tristeza, desánimo, arrepentimiento y desesperanza. Xóchitl es mujer, pertenece al sector más golpeado y denigrado en el país; es carismática, es sencilla, coloquial, es una mujer preparada, es empresaria, viene de la clase del esfuerzo, es aspiracionista, de origen indígena, piensa como joven, le encanta la tecnología y cree en las energías limpias. En un ente socialmente transversal.
Xochitl pertenece al populacho porque proviene de la clase más baja, no tiene que imitar o fingir como muchos lo hacen ahora que andan en campaña. Pero ser popular no necesariamente significa actuar como populista de la izquierda/socialista, aunque los izquierdistas la quieran estigmatizar de derechista. Ni izquierdas ni derechas, Xóchitl Gálvez ha dicho que ella no compagina con las ideologías, su visión es moderna, disruptiva, futurista e innovadora, pero consciente de que los programas sociales son necesarios e incluso habría que mejorarlos. Pragmatismo puro.
Xóchitl entiende el momento histórico de México en la economía global, trabaja con Inteligencia Artificial y apuesta por el Nearshoring como vía de crecimiento y desarrollo social del país.
Sin duda, Xóchitl Gálvez está llamada a hacer historia, haberse parado sola a las afueras de Palacio Nacional para enfrentarse al poder, es un simil de gran valor como la lucha bíblica entre David y Goliat o más parecido al reto que le hace el guerrero ateniense Aquiles a Héctor a las afueras del palacio Troyano, para demostrar que no hay enemigo pequeño.
Independientemente de que Xóchitl pueda encabezar el Frente Amplio por México, conformado por los partidos del PAN, PRI y PRD; la verdadera fortaleza de su candidatura deberá estar basada en la legítima convicción del impulso y la confianza de los ciudadanos. No hay que confundirse, ella no pertenece a ninguno de estos partidos, ella es una ciudadana que ha tenido el valor para desafiar al poder despótico del Estado y a la vida misma.
Los nulos resultados nos muestran que este sexenio ha sido un desastre para el país, ¿Será entonces Xóchitl Gálvez la verdadera esperanza de México? (iM-rrc).