Por Jose Luis Gálvez Gómez
Politólogo
AMLO en el país de las maravillas.
El pasado 1º de Septiembre, el mandatario nacional presentó su 2º. Informe de Gobierno, acto donde no hubo ninguna diferencia con una más de sus mañaneras, ya que no escuchamos nada de lo que antes no hayamos oído sobre el supuesto progreso de nuestro país, pero eso sí, fue un informe lleno de optimismo moral más que de realismo.
Igual que todos sus antecesores, hizo su magnánima aparición junto a su esposa en el patio central de Palacio Nacional, ante al menos unos 70 invitados entre sus más cercanos colaboradores y representantes de los sectores sociales y económicos más importantes, donde leyó un discurso de aproximadamente 45 minutos, lleno de triunfalismos, autoelogios y supuestas promesas cumplidas, 95 de 100 para ser más exactos.
Como era de esperarse, el Presidente habló sobre lo grandioso y exitoso que ha sido su gobierno, dándose el lujo de decir “que no es por presumir pero en el peor momento contamos con el mejor gobierno”, que si analizamos bien esta frase, pues deja entrever y reconoce que nuestro país pasa por el peor momento de su historia moderna.
Nos mostró un país lleno de virtudes y con grandes esperanzas a través de sus frases tan sencillas y elocuentes como acostumbra hacerlo, diciéndonos que “estamos enfrentando la crisis económica provocada por la pandemia con una fórmula distinta, peculiar, heterodoxa y única en el mundo, fórmula que antes ya había dicho que deberíamos patentizar como la vacuna de recuperación de la economía, aunque el PIB haya caído un 18.7% en el último trimestre según el INEGI; la peor caída en la historia económica mexicana.
Dijo que la relación con los empresarios había sido buena y respetuosa, aunque se les hayan cancelado grandes inversiones como el aeropuerto de Texcoco, la cervecera en Mexicali, la producción de energía eólica, o que a la media y pequeña empresa no se les haya apoyado ante el inminente cierre de sus negocios provocando un descontento social y el surgimiento del movimiento FRENNA.
Hizo referencia a la disminución y vencimiento de la pandemia, donde también ya antes había dicho que ésta se había domado, aunque hayamos rebasado el escenario catastrófico del Dr. López Gatell con más de 60,000 muertos, de los cuales la mayoría murieron en los hospitales públicos y 1 de cada 7 personas eran trabajadores del sector salud.
Respecto a la inseguridad, dijo tranquilamente que todos los delitos venían en descenso, incluyendo los feminicidios, las masacres, el robo a casa habitación y robo en transporte público y que sólo habían aumentado el homicidio doloso y la extorsión en 7.9 y 12.7 % respectivamente, pero si comparamos el número de homicidios de los últimos 3 años el propio Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública pronostica que este 2020 vamos a cerrar con 40,863 homicidios, cuando en 2019 hubieron 37,315 y en 2018 35,900, convirtiendo a este año en el más violento en la historia; aunado a que la percepción de inseguridad de los mexicanos durante el primer trimestre de este año alcanzó un 73.4% según el INEGI.
De igual forma, aseguró que se estaba acabando con la robadera de los de arriba y que no sería tolerante con la corrupción, aunque ignore y haga de menos los actos de corrupción realizados por sus compañeros de partido (Yeidcol Polenvski y su hermano Pio López Obrador) o los negocios que hacen sus funcionarios, como las compras en el IMSS, CFE, los contratos fantasmas de la CONADE, el contrato multimillonario en Liconsa y todas las asignaciones directas a empresas de reciente creación, sin experiencia y sin la especialidad adecuada.
Habló del rescate y la eficiencia de las paraestatales de PEMEX y Comisión Federal de Electricidad, cuando en realidad ambas han presentado grandes pérdidas económicas por 562 mil y 122 mil millones de pesos por cada una.
En fin, AMLO nos describió un país fantástico, prodigioso y con un futuro próspero, aunque ese no sea el México que todos percibimos. AMLO ha caído en un sueño donde se hace grande y se llama así mismo, el segundo mejor Presidente del mundo y se hace pequeño ante el promocional del Avión Presidencial, donde el agua le ha llegado al cuello y está cayendo en un pozo muy profundo y sin fondo.
AMLO al igual que Alicia, vive en el país de las maravillas. (iM-rrc)