La Iglesia católica desbordada por la muerte del padre Marcelo Toledo, solamente exigen justicia y justicia.
(la CEM expresó su solidaridad y pide justicia, desde el 2022 se había emitido la alerta de riesgo, porque estaba siendo objeto de una criminalización)
La ejecución del sacerdote católico, Marcelo Pérez Pérez, ocurrida la mañana del pasado domingo en San Cristóbal de Las Casas, generó conmoción a nivel nacional e internacional, al grado de que el máximo organismo que integra a los obispos católicos en todo el territorio mexicano, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), condenó el crimen, ocurrido momentos después de que el clérigo oficiara misa en la parroquia del barrio Cuxtitali, cuando estaba a punto de retirarse a bordo de su camioneta. Asimismo, de manera pública el episcopado expresó que el padre Marcelo Pérez fue un ejemplo vivo del compromiso sacerdotal con los más necesitados y vulnerables de la sociedad. Su labor pastoral, caracterizada por su cercanía al pueblo y su apoyo constante a quienes más lo necesitaban, deja un legado de amor y servicio que perdurará en el corazón de todos aquellos a quienes tocó con su ministerio.
“Como Iglesia, lamentamos profundamente la pérdida de una vida consagrada al servicio de Dios y del prójimo. Este acto de violencia no solo afecta a la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas, sino que hiere a toda la Iglesia en México y a la sociedad en su conjunto, especialmente en una región que hoy vive situaciones delicadas de violencia y pugna entre grupos del crimen organizado. Hizo un llamado urgente a las autoridades de todos los niveles de gobierno – federal, estatal y municipal – para que se realice una investigación exhaustiva y transparente que conduzca al esclarecimiento de este crimen, se implementen medidas efectivas para garantizar la seguridad de los sacerdotes y agentes pastorales que, como el párroco Marcelo, dedican su vida al servicio de los más necesitados, especialmente en zonas de alto riesgo, y se redoblen los esfuerzos para combatir la violencia y la impunidad que afligen a la región de Chiapas y a nuestro país en general”.
En un compendio periodístico de Diario de Chiapas con sus corresponsales por toda la zona de los altos, advierte que el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas (Frayba), señaló que la ejecución del sacerdote Marcelo Pérez, se da en un contexto de grave escalada de violencia contra la ciudadanía en todas las regiones de Chiapas, como parte de la estrategia de toma violenta del territorio nacional. También recordaron que Marcelo Pérez fue objeto de constantes amenazas y agresiones por parte de grupos de la delincuencia organizada, por lo que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ordenó al Estado mexicano la implementación de medidas cautelares en su favor desde 2015: “Desafortunadamente el Gobierno mexicano fue omiso para atender las causas de fondo de las amenazas en su contra. Lejos de su protección el Estado mexicano lo criminalizó, fomentó el señalamiento en su contra y lo persiguió judicialmente mediante una orden de aprehensión”.
Ante lo ocurrido el Consejo Directivo y el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas, expresó su contundente condena por este crimen de lesa humanidad, del que hicieron responsable al Estado mexicano por no prevenir, garantizar y proteger la integridad y vida del párroco Marcelo Pérez, así como por su tolerancia y aquiescencia hacia los grupos de la delincuencia que operan en Chiapas. “Esta ejecución es una muestra más de la crisis de seguridad, graves violaciones a los Derechos Humanos y crímenes de lesa humanidad, que como Frayba hemos estado denunciando por más de 35 años”, destacó esta organización.
Había participado en la marcha por la paz, en Tuxtla Gutiérrez, el pasado 13 de septiembre.
En un evento histórico de la iglesia católica donde conjuntamente participaron la tres Diócesis de Chiapas, el 13 de septiembre pasado durante la peregrinación por la paz que se realizó en Tuxtla Gutiérrez, capital de Chiapas, el sacerdote Marcelo Pérez Pérez, participó en la caminata, donde declaró que la violencia se había desbordado en Chiapas. “Ya no se aguanta y cuando expresa la Iglesia de esta manera es un mensaje de esperanza en que tenemos que hacer algo por la paz”.
La Diócesis de San Cristóbal de Las Casas, demandó a los tres niveles de gobierno un «alto total a la violencia» desbordada en el estado, fruto de la impunidad, la complicidad, la corrupción, negación y minimización de los fatales hechos violentos que día con día viven los pueblos, especialmente Chicomuselo, Frontera Comalapa, Pantelhó y la región de la Sierra y Frailesca. Así también, urgió un cese a la criminalización y persecución de sacerdotes, misioneros, misioneras, hermanos laicos y laicas, defensores y defensoras de Derechos Humanos, comprometidos por La Paz con justicia y dignidad, en el servicio pastoral fuera y dentro de la Diócesis de San Cristóbal, ante el asesinato del Padre Marcelo Pérez Pérez.
Indicó que Marcelo Pérez , colaboró en las parroquias de San Andrés Apóstol, Larráinzar, San Pedro Apóstol, Chenalhó, San Juan Bautista, Chamula, San Antonio, Simojovel y en la iglesia de Guadalupe en San Cristóbal de Las Casas. Así también fue coordinador de la Pastoral Social Diocesana y de la Provincia de Chiapas, acompañó distintos procesos de mediación. Fue defensor de Derechos Humanos y de la Madre Tierra, caminó en la búsqueda de justicia y Paz, especialmente en Simojovel, Pantelhó y San Cristóbal de Las Casas. Aseguró que todo este servicio que desempeñó, le llevó a sufrir un largo periodo de amenazas persecuciones, hostigamientos, calumnias, difamaciones, incluso una orden de aprensión infundada, que ponían en riesgo su integridad, llegando al punto de arrebatarle su vida.
El documento es firmado por Monseñor. Rodrigo Aguilar Martínez, Obispo de San Cristóbal de Las Casas, María Reyes Arias Sarao, secretaria Canciller, Monseñor Luis Manuel López Alfaro, Obispo Auxiliar de San Cristóbal de Las Casas y el Presbítero Miguel Ángel Montoya Moreno, Vicario de Justicia y Paz.
El Cardenal Felipe Arizmendi pide justicia y asegura que la muerte no puede quedar impune)
El cardenal Felipe Arismendi Esquivel, lamentó el asesinato del párroco Marcelo Pérez y dijo que su muerte no puede quedar impune, por lo que hizo un llamado a las autoridades a que de forma inteligente desarmen a los grupos armados y que no estén esperando que la gente haga denuncias, porque se están jugando la vida si lo hacen: “Lo importante es que vean con inteligencia qué hacer para desarticular, desarmar, quitar y eliminar a estos grupos. No queremos más violencia, pero sí que se desarmen estos grupos que están causando tanto daño en todas partes. Este es un reflejo de todo el país”, aseguró el obispo Emérito de la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas, al término de la misa de exequias en San Andrés Larrainzar.
Señaló que la inseguridad no solamente es en Chiapas, “yo estoy viviendo ahora en Toluca y allá en todas partes. Yo lo estoy viviendo en carne propia, en mi pueblo, en la región Sur del Estado de México, allá la ventaja entre comillas, que es desventaja, que es un solo cártel, la Familia Michoacana. Cuando aquí se pelean cárteles, complica mucho más las cosas.”. Dixe.
PD: Hoy segundo paquete de nombramientos de funcionarios de la nueva era, desde Tapachula.