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Los Acereros de Pittsburgh siguen siendo perfectos, incluso entre todas sus imperfecciones.
Jugando a media tarde, a mitad de semana y en medio de una pandemia, Ben Roethlisberger lanzó para 266 yardas y completó un envío de touchdown en el cuarto periodo con JuJu Smith-Schuster. Los Steelers mejoraron a una foja de 11-0 el miércoles, con un triunfo 19-14 ante unos Ravens de Baltimore que carecieron de varios jugadores.
Los Ravens (6-5) perdieron su tercer duelo seguido, sin una docena de integrantes que están en la lista de COVID-19, incluyendo el quarterback Lamar Jackson, Jugador Más Valioso de la campaña anterior, y los corredores Mark Ingram y J.K. Dobbins.
El quarterback suplente Robert Griffin III naufragó en el encuentro. Perdió el balón dos veces en el primer periodo y completó 7 de 12 pases antes de ser reemplazado por Trace McSorley a la mitad del cuarto periodo tras sufrir una lesión en el tendón de la corva izquierda.
McSorley, uno de 11 jugadores activados del equipo de prácticas antes del juego, conectó con Marquise Brown para un touchdown de 70 yardas con 2:58 minutos. Pero los Steelers pudieron agotarse el reloj con una atrapada de James Washington en tercera oportunidad.
Ello dejó a los Ravens ya sin posibilidad alguna de revalidar el título de la División Norte de la Conferencia Americana.
El brote de COVID-19 en Baltimore obligó a que la NFL aplazara tres veces el encuentro. Comenzó en la tarde para no interferir con el especial de Navidad de NBA en el Rockefeller Center.
Aunque el comisionado Roger Goodell consideró éste “un gran partido”, lo que se vio en el terreno sugiere otra cosa.
Los Ravens no pudieron pasar. Los receptores de Pittsburgh no pudieron atrapar. Y un enfrentamiento que parecía desigual en el papel —los Steelers eran claros favoritos, lo que no es normal es una rivalidad como ésta entre los mejores de la NFL— fue un festival soso. (iM-rrc)